Las derrotas duelen, es inevitable. Pero si algo nos ha enseñado este equipo es que sabe levantarse una y otra vez. Basta con mirar atrás unos meses y recordar lo que vivimos en la Copa Federación. Nos llenamos de ilusión en Mancha Real, en Melilla, en Almendralejo… Vibramos con cada partido, con cada paso que dábamos en un torneo que nos devolvió la certeza de que el Cieza está para grandes cosas.
El fútbol, como la vida, no regala nada. Nadie dijo que fuera fácil, nadie dijo que fuera barato. Pero los sueños grandes nunca lo son. En una liga tan exigente, cada partido es una batalla, cada jornada una nueva oportunidad de demostrar quiénes somos. Y lo somos todo: un equipo que pelea hasta el final, una afición que nunca deja de creer, un club que sigue creciendo y mirando al futuro con ambición.
Y ese club es mucho más que los once que salen al campo. Es un cuerpo técnico que trabaja incansablemente con Ranko Despotovic al frente, junto a Pablo Escavy y Antonio López, cuidando cada detalle para que el equipo compita al máximo nivel. Es una directiva comprometida con el crecimiento del Cieza, con horas de esfuerzo en la sombra para hacer realidad este proyecto. Son los fisios que trabajan día y noche para recuperar a nuestros jugadores. Son los utilleros, Sergio, Kevin y Jesús, cuyo trabajo silencioso es imprescindible para el día a día del equipo.
Son, sobre todo, nuestros futbolistas, los que luchan cada balón, los que lo dan todo en cada entrenamiento y cada partido. Son nuestra afición, la que nunca deja de alentar, la que hace de La Arboleja un fortín. Son la peña, los incondicionales que siguen al equipo allá donde juegue.
Hoy toca asumir la derrota, pero mañana toca levantarse. Porque esto no acaba aquí. Porque la historia del Cieza no la escriben las caídas, sino la forma en la que se levanta después de cada una de ellas. El Playasol ya es pasado. Ahora, a por el siguiente reto. #OrgulloEspartero
Francisco Javier Triguero Olmo
Director de Comunicación del CD Cieza